Sonntag, 23. Dezember 2007

Tarde de Reyes

Por qué nos tenía ese día tan fascinados sólo puede explicarse desde la nostalgia que dan los recuerdos, me refiero a los de infancia. Todo era emocionante. Hasta la obligación misma de tener que recibir la aprobación de los mayores antes de adueñarnos de la tarde lo era. Importaba poco que año tras año escenificáramos sin falta, aunque con la misma alegría, la archisabida representación.

Llegar a casa de los abuelos, intercambiar los besos de rigor y, al fin, divisar a lo lejos los regalos perfectamente dispuestos, alteraba por completo nuestras vidas infantiles. Con anterioridad, sin embargo, había que cumplir con el rito de la familia, que consistía en permanecer sentados a la mesa con los mayores hasta que nos dieran el ansiado permiso. A partir de ese momento, nos convertíamos en los reyes de la tarde, ya nadie podía evitarlo. Durante un breve espacio de tiempo nuestros juegos adquirían el brillo de lo eterno.

Freitag, 23. November 2007

Rescatado del olvido

Esta vez, en lugar de resbalar la mirada por el papel repleto de montañas y supuestos lagos diseminados, con la presencia estelar de alguna que otra mancha, he alzado los ojos de la pantalla del ordenador y me he quedado observando el insondable mapamundi de mi cuarto.

Este pequeño espacio que ahora habito, me he dicho, posee un mapa que, acaso dentro de algunos años, alguien decida contemplar de nuevo para perderse en su inmensidad. Hoy, una noche de noviembre del 2007, me encuentro en el diminuto cuarto de una casa bastante grande, que a su vez pertenece a un barrio multicultural (a decir del propietario, el señor N.H.), de una ciudad cosmopolita (si es que todavía tiene validez dicho concepto), bastante caótica por cierto. Me hallo, pues, en mitad de un país verde y lluvioso, viajero y cordial como pocos.

Sin duda, me gustan sus gentes. En ocasiones, hasta cuelgan mapas vetustos en sus paredes con el empeño secreto de que alguien los rescate del olvido.

Mapamundi

En una de las habitaciones en que suelo trabajar a menudo, cuelga de la pared de la mesa de enfrente un mapamundi inmenso, con infinidad de accidentes geográficos imposibles de determinar. Es probable que a su propietario le sirva para recordar la gran cantidad de países que habrá visitado.

Lo miro con atención un rato. Que esté puesto ahí, tan en medio, me hace pensar que su dueño cree de veras que el mundo es un espacio habitable, menos inhóspito de lo normal. Así, al señor N.H. le bastó este convencimiento para, un buen día, fijar en la rugosa pared de su despacho este mapa cuarteado.

Cuatro chinchetas infalibles dan testimonio de su fe, también infalible.

Mittwoch, 14. November 2007

En casa

Ya sé por qué me gusta tanto vivir aquí. De día, Berlín es más o menos como cualquier otra ciudad: gente yendo y viniendo; ajetreo de luces y coches; un frenesí imparable aunque, también, más diluido.

De noche, en cambio, ya es otra cosa: silencio por todas partes; oscuridad de veras; promesas que cumplir. El encanto mismo de un cuadro de Hopper.

Y, al cabo, esa sensación de irrealidad que sin saber por qué me hace sentir en casa.

Sonntag, 11. November 2007

Escrito sin palabras

Tenía guardado un texto muerto y no me había dado ni cuenta. Estas cosas sólo te ocurren en Blogger, desde luego. Te almacena de pronto misteriosas páginas en blanco como si fueran lapsus de tiempo sin gastar, olvidos de nuestra memoria quebradiza; otras veces, simple descuido. Las ventanas en que aparece el blanco escrito refulgen como pequeñas cápsulas de contenido secreto.

Ante el dilema de si debía o no recuperar esa página fantasmal, he optado por borrarla, suprimiéndola cuanto antes de mi memoria de entradas.

Sin embargo, quise dejar constancia de la fecha de su inesperada consumación: 5 de noviembre del 2007. Descanse en paz.

Samstag, 20. Oktober 2007

Hubo una vez

Fíjate. Mira el asfalto de las calles. De nuevo las hojas rojas del otoño lo embellecen, me digo para igualar dos tiempos remotos, tan distantes entre sí que hasta resulta increíble que puedan caber infinitos siglos en apenas un soplo de viento.

Hoy hace un año tenías el alma alegre.

Montag, 15. Oktober 2007

Local con encanto

Una mesa larga y tú habías elegido la esquina. Yo apenas miraba. Tú parecías conocer desde antiguo el peso exacto de mi felicidad. A ratos, veías pasar a la gente. La luz de la vela te seducía.

El local tenía un encanto mágico,
sin manteles,
sin cortinas,
puro como tu sonrisa.

Freitag, 5. Oktober 2007

Los ojos de la noche se encienden

Sobre el tejado berlinés, una antena solitaria tensa al viento sus brazos metálicos de escarpia. Recibe señales lejanas, con intermitencias de siglos, desparramadas vidas en proceso de licuación. Mientras, en el cuarto de estar, dormita un hombre de mediana edad.

Cuando los ojos de la noche se encienden, la realidad se apaga.

Freitag, 28. September 2007

Otoño en la ventana

Llueve con fuerza y bastante seguido. Pasan las horas y la tarde declina sin aspavientos. Los tejados recortan la noche eléctrica con absoluta indiferencia, pero el cielo no deja de gotear.

Cuando la lluvia cesa, se respira una ausencia de piedra.

Mi primer premio... ¡Qué ilusión!