En una de las habitaciones en que suelo trabajar a menudo, cuelga de la pared de la mesa de enfrente un mapamundi inmenso, con infinidad de accidentes geográficos imposibles de determinar. Es probable que a su propietario le sirva para recordar la gran cantidad de países que habrá visitado.
Lo miro con atención un rato. Que esté puesto ahí, tan en medio, me hace pensar que su dueño cree de veras que el mundo es un espacio habitable, menos inhóspito de lo normal. Así, al señor N.H. le bastó este convencimiento para, un buen día, fijar en la rugosa pared de su despacho este mapa cuarteado.
Cuatro chinchetas infalibles dan testimonio de su fe, también infalible.
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Mi primer premio... ¡Qué ilusión!
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1 Kommentar:
Qué envidia de esa persona, haber visitado tantos lugares...
Yo, cuando veo sugestivas fotos en revistas de paisajes del mundo, no sé por qué pienso que nunca estaré allí.
Unas veces creo que el planeta es pequeño. Otras veces me parece inabarcable en el tiempo que nos es concedido.
(Gracias por tus comentarios. En ocasiones te respondo a continuación. En otras vengo a visitarte.)
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