Una mesa larga y tú habías elegido la esquina. Yo apenas miraba. Tú parecías conocer desde antiguo el peso exacto de mi felicidad. A ratos, veías pasar a la gente. La luz de la vela te seducía.
El local tenía un encanto mágico,
sin manteles,
sin cortinas,
puro como tu sonrisa.
Abonnieren
Kommentare zum Post (Atom)
Mi primer premio... ¡Qué ilusión!

Dieser Werk ist unter einer
1 Kommentar:
¿Todavía existen sonrisas así?
Un abrazo
Kommentar veröffentlichen